viernes, 16 de octubre de 2009

Mirlo y maleta




Antes de amanecer el mirlo se burla de mí con su silbido sardónico. Hace frío, siempre oigo a ese mirlo que desde la espesura del jardín se ríe cuando vuelvo a casa tarde y medio borracho. Su canto me suena a juerga: diversión, copas, flirteo…..todo eso que llevas arrastrando como una especie de halo mientras intentas meter la llave en la cerradura, entre las brumas del alcohol. Después caes en la cama como un saco y le sigues oyendo a través del cristal, más lejano, y te duermes enseguida sin prestar atención a quien junto a ti llora en silencio, envuelto en sus malditos trinos irónicos, precisamente cuando ya no tienes ganas de broma.
Ahora camino maleta en mano hacia el taxi, dejo nuestro jardín, dejo nuestra casa, dejo a mi mujer….. dejo a este mirlo que ahora, antes de amanecer, se sigue riendo de mí, ahora que ya no seré más que un exiliado de mi propia vida, de mi ángel, expulsado de su amor y su compañía, manchado con sus celos, quemado con su ira, y este mirlo se sigue riendo de mí, ahora que me pesa esta maleta, ahora que no tengo las más mínimas ganas de broma.

No hay comentarios: